Aullaba el lobo a la luna, y aunque el hada no era capaz de entenderlo, si entendía lo que la luna le respondía al lobo con voz dulce:
“lobo mío siempre te eh guiado, pero en mi ausencia haz desviado el camino al seguir otros seres de luz; no hace falta que me conjures ya que, siempre te eh amado”...
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